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Termómetro blanco de plástico de 20 cm. de longitud, para colgar al exterior. Números grandes y lectura clara.
Este termómetro es de vidrio. Lleva una escala graduada en grados centígrados, de modo que el líquido que sube por la espiral marca la temperatura.
Este termómetro está indicado para controlar la temperatura en un jardín, corral, o terraza, a la que tengamos acceso fácil, ya que nos marca la temperatura actual, máxima y mínima. Por ejemplo, al lado de una piscina. Es un modelo clásico de toda la vida. Es de plástico, y lo hay en blanco y en negro.
Termómetro con sonda inoxidable de inmersión. Mide temperatura máxima y mínima, tiene soporte para sobremesa, e imán, para poder adosarlo, por ejemplo, en la puerta de la nevera.
Termómetro para piscina, que transmite la temperatura del agua a la unidad principal. Flota en el agua. Puede incluir un sensor para obtener la temperatura ambiente del exterior. También tiene reloj con radio control, calendario y alarma. En definitiva, un instrumento muy completo a buen precio.
Los termoscopios que tenemos aquí están rellenos de un líquido similar al éter, muy volátil, de modo que si le aplicamos calor, este se evapora, y este vapor “empuja” al líquido hacia arriba. Por ese motivo se llama también “termómetro del amor”, porque se supone que el líquido sube más rápidamente cuanto más “fogoso” es uno.
Los termómetros de Galileo, además de su valor decorativo, nos enseñan cómo influye la temperatura en la densidad de los líquidos. Así, cada una de las esferas lleva un líquido coloreado, de diferente densidad cada uno, y así van subiendo por el recipiente, marcándonos la temperatura actual la esfera MÁS BAJA de todas las que ESTÁN ARRIBA. Cada esfera lleva una chapita indicando a qué temperatura se refieren.
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