Los termoscopios son instrumentos que mezclan física y decoración. También llamados "calientamanos" o "termómetros del amor", basan su funcionamiento en la dilatación de un líquido al aplicarle calor.
El termoscopio está estructurado de la siguiente manera: en la parte superior tiene un depósito en el que reposa un líquido. A continuación hay un conducto, estrecho, también de cristal. Y en la parte superior otro depósito de cristal, algo más pequeño que el inferior.
Cuando aplicamos una fuente de calor a la parte inferior, con la mano u otro método, el alcohol de su interior se dilata. Es en este momento cuando ocupa más volumen y asciende por el capilar de cristal. Y esto se hará más rápido cuanto más calor se aplique. Y el depósito superior alberga el líquido que llega, acabando así el proceso.
El termoscopio también se llama "termómetro del amor" porque se puede comprobar si alguien está bastante enamorado según la velocidad a la que sube el líquido...
El termoscopio, así pues, es un bonito regalo y, sobre todo, económico.